El cambio afectará a la forma de movernos y viajar, empezando por las cargas en el domicilio, que será la gasolinera personal. Y siguiendo con las de los viajes. Pero llevará su tiempo, porque implican una gran transformación por realizar. Por ejemplo, en los hogares: cada poste de carga doblará la potencia de luz contratada. Mientras sean pocos no habrá riesgos, pero si se disparan los vecinos electrificados, la acometida general del edificio se puede saturar. Y según aumente el número de las casas, el fenómeno se trasladará en cascada a manzanas, barrios, distritos y toda la ciudad.
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